Cuando Esteban cumplió diez años recibió muchos obsequios, entre ellos uno muy especial. Se lo regaló su tío Apolinar, quien había estudiado en el Conservatorio Nacional de Música. Estaba dentro de un estuche alargado. Era un clarinete. Esteban lo tomó entre las manos y lo miró extrañado, pues nunca antes había visto uno. Sopló por uno de los extremos, pero no ...